26 Feb
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Los bancos tienen una responsabilidad principal hacia sus clientes. Sus deberes éticos y morales residen en la obligación principal y básica de salvaguardar su dinero y, con él, su integridad. 

No importa la forma que ese dinero adopte; es decir, no importa si hablamos del acto de conceder un préstamo bancario, de la concesión específica de una hipoteca cuando el cliente ya ha hecho uso de los pertinentes instrumentos y, por ejemplo, ha calculado una hipoteca a través de internet o mediante conversaciones con su propio banco; o de los cajeros automáticos y las cuentas corrientes virtuales, que existen para que cada usuario pueda salvaguardar y gestionar sus ingresos.

Esa es, en primera instancia, la misión fundamental de los bancos, de la que parten todos los demás. Es decir, su funcionamiento intrínseco como depósito de fondos. Cualquier persona física y jurídica debe sentir que su dinero está mucho más a salvo en el archivo económico, digital o no, de su banco, sobre todo si hablamos de grandes cantidades de dinero. 

También, en virtud a sus derechos de acceso y gestión de datos personales, los clientes deben disponer de una cuenta que consultar y utilizar siempre que quieran y sin restricción legal alguna, salvo contadas excepciones que se asienten sobre la base de infracciones leves, medias o graves.

Es decir, la misión secundaria de un banco es, sin duda, el permiso de gestión de dichos fondos a sus clientes. Este objetivo se ha visto mejorado y fortalecido en los últimos años, y a velocidad de vértigo, gracias a la inclusión de las NTICs en los servicios bancarios y a la automatización de los mismos. 

Como antes mencionamos, si un cliente desea acceder a su cuenta corriente principal para comprobar si ya ha recibido los minicréditos nuevos online solicitados, puede hacerlo perfectamente desde casa a través de su ordenador, o en cualquier lugar mediante un smartphone o cualquier otro dispositivo electrónico.

Los bancos siguen evolucionando, la tecnología aplicada a ellos no deja de mejorar y muchos sistemas automatizados se quedan rápidamente obsoletos. Pero los bancos siguen adaptándose a las necesidades de los clientes.

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